GRASAS SALUDABLES EN DIABETES

En la dieta de cualquier persona, diabética o no, se debe limitar las grasas saturadas.
El
aceite de oliva, si es posible del tipo virgen extra, debe ser la grasa utilizada de forma habitual, tanto para el aliño como para la cocción de los alimentos. Este tipo de grasas ayudan a la protección del sistema cardiovascular, por lo que su beneficio es claro en las personas con diabetes. También se debe potenciar el consumo de alimentos grasos de alta calidad, como pescado azul (1-2 veces por semana) y frutos secos, siempre en cantidades controladas para que no afecten al peso corporal.

En sentido contrario se recomienda disminuir o eliminar las grasas que provienen de carnes grasas, embutidos grasos o quesos muy curados o grasos, y especialmente de productos envasados o prefabricados como los de bollería, pastelería o el denominado fast-food (nuggets, croquetas, algunas pizzas, lasañas, platos instantáneos, patatas fritas…). Se trata de productos que se caracterizan por aportar una alta cantidad de calorías, grasas poco recomendables y azúcares o sal, ingredientes poco necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Estos alimentos no deben ser eliminados de la alimentación, pero sí consumidos de forma ocasional.