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¿Sabemos lo que vale realmente un medicamento?

Lilly España  | 3 de marzo de 2016

Artículo publicado originalmente en Lillypad.es en marzo de 2016

El origen de los medicamentos sigue siendo una gran incógnita para la sociedad. Estamos acostumbrados a recurrir a ellos cuando lo necesitamos, alivian nuestro dolor y nuestro sufrimiento físico y psíquico, y el de nuestras familias. Posibilitan el desarrollo humano y la integración social de aquellos que padecen diferentes patologías. Y lo que es más importante, ayudan a salvar vidas. Sin embargo, ¿conocemos el  valor de un medicamento?

La investigación y creación de una nueva medicina es un proceso complejo y costoso. Hay dos grandes fases durante su desarrollo. En primer lugar,  la investigación preclínica identifica moléculas con actividad terapéutica. Estas son refinadas y probadas, tanto su eficacia respecto a la diana terapéutica a la que se dirigen como su seguridad. Después, son probados en ensayos clínicos con seres humanos. Todos los datos recogidos en las diferentes fases de investigación son estudiados por las agencias reguladoras para aprobar su uso. Para cuando se llega a este punto, se han invertido de media unos 1.172 millones de euros.

El camino que recorre un medicamento desde los primeros hallazgos de moléculas con actividad terapéutica en el laboratorio hasta que se pone a disposición de los pacientes requiere unos 13 años de investigación, es decir, unos 7 millones de horas invertidas por profesionales altamente especializados. ¿Las posibilidades de éxito? Apenas son del 1%.

En Lilly creemos que pese a todas las dificultades, invertir en investigación y desarrollo merece la pena y apostamos por ello. Porque la innovación en la industria farmacéutica aumenta la calidad de vida de las personas. Porque gracias a los medicamentos, cada 4 segundos aumenta la esperanza de vida un segundo. Porque sólo así se pueden conseguir medicamentos innovadores que contribuyan a erradicar enfermedades con una alta tasa de mortalidad o discapacidad, generando así un ahorro en los sistemas nacionales de salud. Porque siguiendo este camino, el de la innovación, podemos mejorar la vida de las personas.