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La aportación de Lilly a la investigación en COVID-19

José Antonio Sacristán  | 4 de junio de 2020

Tags |  Politica Sanitaria

Las epidemias llegan de repente, sin avisar, y suelen pillarnos desprevenidos. Después de casi tres meses de confinamiento, todos hemos aprendido mucho sobre el coronavirus. Los medios nos bombardean cada día con información, estadísticas y datos sobre la enfermedad. Sabemos, por ejemplo, que esta pandemia de COVID-19 es la tercera epidemia por coronavirus en lo que va de siglo. Que, al igual que las dos anteriores, causadas por SARS-CoV y MERS-CoV, la pandemia producida por el SARS-CoV-2 empezó siendo un problema regional y se propagó rápidamente por todo el mundo. Y que el origen también fue el mismo: un virus que infecta a poblaciones animales, que pasa al hombre, se propaga rápidamente y provoca enfermedades hasta entonces desconocidas.

Los últimos datos son terribles. De momento, casi 6 millones de personas contagiadas y más de 360.000 muertos en todo el mundo. Son cifras altísimas cuyo significado solo entendemos plenamente cuando la enfermedad afecta a nuestras familias y amigos. Cuando el virus llegó, no contábamos con vacunas ni fármacos para prevenirlo o tratarlo. No nos quedó más remedio que salir corriendo y encerrarnos en nuestras casas. Algo inimaginable en esta época de avances tecnológicos y biomédicos en la que tendemos a pensar que dominamos la naturaleza y que las infecciones mortales son problemas lejanos, que no afectan a nuestro entorno.

La pandemia nos pilló desprevenidos. Pero el mundo está mejor preparado que nunca para hacerle frente. Por ejemplo,  desde que se identificó al primer paciente afectado hasta que se descifró el código genético del virus, a principios de enero, pasó tan solo un mes. Conocer perfectamente al “enemigo” ha facilitado la puesta en marcha de numerosas iniciativas encaminadas a desarrollar vacunas y tratamientos específicos.

Actualmente,  hay más de 120 iniciativas para desarrollar vacunas, de las que 10 ya están en fase clínica. Si habitualmente el tiempo necesario para desarrollar una nueva vacuna varía entre los 5 y los 15 años, las estimaciones hablan de que la vacuna para el SARS-CoV-2 podría estar lista a finales de este año o a inicios del próximo. Es decir, una décima parte del tiempo normal.

La vacuna podría ser la solución definitiva, pero mientras tanto es preciso investigar también en nuevos tratamientos que permitan reducir el impacto del Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA o  SARS, en inglés) que es el que está provocando la mayor mortalidad. Las agencias reguladoras han aprobado  más de 1.700 estudios relacionados con el COVID-19, 800 de ellos encaminados a evaluar la eficacia de 180 tratamientos diferentes. Ya empezamos a disponer de los resultados de los primeros ensayos clínicos, aunque es previsible que la primera gran oleada de resultados llegue en verano. Existen tres grupos de fármacos, los antivirales, los anticuerpos monoclonales neutralizantes y los fármacos antirreumáticos que regulan la respuesta del sistema inmunitario. De momento, tan solo un medicamento antiviral ha demostrado una eficacia bastante limitada frente al SARS-CoV-2.

Ante esta situación, es lógico que se produzca una carrera contrarreloj, fundamentalmente por parte de gobiernos y compañías farmacéuticas, para investigar posibles remedios contra la pandemia.  Lilly ha sido una de las empresas innovadoras que más firmemente ha apostado por la investigación para obtener tratamientos eficaces frente al coronavirus. La propuesta de soluciones de Lilly descansa sobre diferentes vías de actuación.

Acuerdos e investigación

Acuerdos para acelerar la investigación: En este sentido, Lilly ha anunciado colaboraciones con dos farmacéuticas para que el desarrollo de sus alternativas se convierta en una realidad eficaz y segura lo antes posible. Así, el 12 de marzo, se hizo pública la colaboración con  AbCellera, especializada en la investigación y desarrollo de anticuerpos monoclonales, que cuenta con el mayor panel de anticuerpos neutralizantes frente al COVID-19 hasta el momento. El esfuerzo se ha centrado en los anticuerpos que a priori parecen mostrar mayor eficacia y su desarrollo clínico se ha iniciado esta misma semana. 

Apenas un mes después, se comunicó el acuerdo con  Junshi Biosciences, una de las primeras farmacéuticas chinas en buscar anticuerpos neutralizantes frente al COVID-19. Hasta el momento ha desarrollado múltiples anticuerpos neutralizantes.

La segunda vía de descubrimiento se ha centrado en la  búsqueda de alternativas entre los medicamentos de Lilly comercializados o en desarrollo, lo que ha sido posible gracias al profundo conocimiento del virus que permitió su secuenciación genética y al avance de tecnologías como análisis de Big Data o la IA.

 España, líder en investigación clínica

Nuestro país está teniendo un enorme protagonismo en la investigación de COVID-19. Clásicamente, España ocupa los primeros puestos del mundo en número de ensayos clínicos y los meses de la pandemia no han sido una excepción. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ha aprobado 76 estudios relacionados con COVID-19. Somos el segundo país de Europa y el tercero a nivel mundial en investigación en el área, solo por detrás de Estados Unidos y Francia.  Son datos que dicen mucho de nuestro sistema sanitario, así como del gran nivel científico de los médicos e investigadores españoles.

El papel de Lilly España en la investigación de COVID-19 también ha sido muy relevante. Y estamos colaborando con la investigación independiente que realizan los profesionales de nuestro país. En un tiempo récord, algo más de dos meses, Lilly ha puesto en marcha grandes proyectos encaminados a buscar tratamientos eficaces frente al COVID-19, convirtiéndose en una de las compañías con más investigación en el área. Eli Lilly and Company ha respondido con rapidez, y la afiliada de Lilly en España ha sido una de las que han estado marcando el paso en muchas de las iniciativas. Han sido dos meses de enorme actividad, de pensar que sería imposible cumplir los plazos establecidos, aunque gracias al trabajo en equipo, la ilusión y el esfuerzo, se ha podido lograr. Nos sentimos satisfechos por estar aportando nuestro conocimiento a la investigación en beneficio de los pacientes. Como también nos sentimos muy orgullosos de todas las aportaciones realizadas por Lilly a los pacientes a quienes no les han faltado sus medicamentos y a la sociedad.

La situación de crisis sanitaria ha mejorado notablemente durante estos últimos días. Parece que poco a poco iremos recuperando la normalidad, aunque no debemos bajar la guardia. Aún desconocemos muchos aspectos sobre el comportamiento del coronavirus. Los expertos afirman que tendremos que acostumbrarnos a convivir con él.  Necesitamos vacunas y tratamientos eficaces para que otra potencial oleada de la enfermedad no vuelva a pillarnos desprevenidos. Ahora toca esperar, confiando en que estos esfuerzos den sus frutos. Dentro de pocos meses tendremos noticias. De lo único que estoy seguro es de ninguno de nosotros olvidará nunca este tiempo, duro, apasionante y lleno de esperanza.

 

Dr. José Antonio Sacristán, Director Médico de Lilly España