undefined

Apoyo a la investigación contra el cáncer

Nabil Daoud  | 25 de enero de 2019

Tags |  Politica Sanitaria

Apenas llevo un año en España como presidente de Lilly y en estos meses he vivido muy de cerca el valor de contar con un centro de I+D en las instalaciones de la afiliada. 

Como empresa farmacéutica innovadora, centramos nuestros esfuerzos en la I+D+i con el objetivo de mejorar la vida de las personas, mediante el descubrimiento y desarrollo de medicamentos innovadores, que nos permitan vivir más años, más activos y con mejor calidad de vida.

En Lilly, a nivel mundial, cada día de trabajo, destinamos a investigación y desarrollo más de 20 millones de dólares, lo que en 2017 alcanzó un montante total anual cercano a los 5.300 millones de dólares. En España, las actividades de I+D+i supusieron más de 52 millones de euros en 2017. Y estas aportaciones anuales han sido una constante desde la apertura de las instalaciones en 2002.

Detrás de estas inversiones económicas, o, mejor dicho, gracias a estas inversiones en ciencia, los investigadores de Lilly en España se encuentran reforzados en su tesón y esfuerzo diario para lograr mejorar la vida de los pacientes. 

Pero no estamos aislados y no hacemos sólo investigación intramuros -como se suele decir- sino que queremos y necesitamos que exista un ecosistema científico en España. Y esto es lo que hemos compartido con el Senado de España mediante una exposición audiovisual interactiva, en la que mostramos el proceso de descubrimiento de un nuevo medicamento, un logro que ocurre en 1 de cada 10 mil moléculas en las que se trabaja.

¿Qué queremos decir con el ecosistema científico? Nos referimos a la existencia de un entorno científico excelente. Para ello, necesitamos, en primer lugar, que haya  vocaciones científicas: buenos investigadores, que se cuestionen lo que hay y lo que ven, y que tengan la ambición de mejorar la situación de los pacientes actuales. También precisamos que se haga  investigación básica de excelencia en el país: Academia y Universidades en las que se estudie sólo por conocer más y mejor. Y sin duda, ese conocimiento debe traducirse en mejoras para la salud de la sociedad, a través del desarrollo de nuevos fármacos y de  investigación preclínica y clínica. En este campo contamos con  grandes especialistas sanitarios, preocupados por nuestro bienestar individual, integral, y formados con las últimas novedades científicas.

La investigación contribuye a mejorar la calidad de los sistemas sanitarios, hace que los profesionales sanitarios tengan unos conocimientos más sólidos en metodología, que estandaricen el cuidado de sus pacientes y que todo lo positivo que trae consigo la investigación, impregne y mejore la práctica clínica.

Desde Lilly desarrollamos algunas iniciativas para reforzar estos ámbitos, y en todos ellos, creo que el hecho de que uno de los centros de I+D se encuentre en nuestras instalaciones de Madrid, contribuye a reforzar y compartir ciencia básica con los profesionales sanitarios de este país.

Pero nuestras aportaciones resultan modestas. Por eso me gustaría pedirles a los legisladores que cuando piensen o debatan sobre regulaciones sanitarias o científicas, recuerden el valor del medicamento para el paciente que lo está esperando; el esfuerzo y tesón que hay detrás cada uno de estos fármacos, y la huella de ciencia, tan positiva y necesaria, que la investigación deja en el país.